Estoy harta de ser abogada. ¿Me dedico a tecnología?

Publicado el 26-09-2022      Notícia sobre:

 

Por Elen Irazabal

Que la profesión del abogado puede ser dura no es nada nuevo. Largas horas de trabajo, poca conciliación laboral, salarios bajos, etc. Una de las cosas buenas que nos ha traído la tecnología es la posibilidad de cambiar de profesión sin tener que pasar por la facultad de ingeniería. No solo hay posibilidad de cambiar totalmente de profesión, sino de combinar ambas disciplinas.

En este artículo explicaré los consejos que suelo recomendar a los profesionales y alumnos de derecho que me preguntan por ello. Empezamos:

  1. Tener un propósito

El propósito puede ser diverso, desde querer un giro profesional a ganar más dinero o querer mayor conciliación laboral. También puede pasar que has descubierto que no te gusta ejercer la abogacía y quieras cambiar de aires.

Lo importante es tener claro tu propósito. ¿Por qué quiero un cambio laboral? Tener definido un propósito te va a ayudar a determinar tu camino. Por ejemplo, si lo que quieres es un trabajo con menos horas quizá te compense tener una posición con menos responsabilidad. Si por el contrario quieres un salario alto en tecnología, tendrás que identificar qué camino y formaciones tienes que seguir para alcanzarlo.

Esta primera fase del propósito también es importante para saber si lo que quieres es dar un giro radical de 180 grados o si prefieres ir hacia un perfil híbrido entre tecnología y derecho. La formación que requerirás es muy distinta. No es lo mismo ser hacker ético que consultor en ciberseguridad.

  1. Salir de la zona de confort con un objetivo

Salir de la zona de confort está de moda. Eso sí, no lo hagamos sin sentido o sin ese propósito que acabamos de nombrar, sino nunca acabarás de hacer cursos.

Aprender programación sin un objetivo puede llevar a la frustración. Empezar a formarse en algo que no sabes para qué te va a servir va a llevar un gran esfuerzo. Por lo tanto, lo más importante es saber qué y para qué. Por ejemplo, en mi caso lo primero que me llamó la atención de la Inteligencia Artificial era sus aplicaciones al mundo del derecho. También sabía que tarde o temprano iba a haber una o varias regulaciones sobre la materia, haciendo falta juristas con conocimientos de ambas disciplinas.

Ese fue mi propósito para salir de la zona de confort.

[...]

Fuente: Abogacía Española Consejo General